Amy Winehouse daba fe de su apellido en cada concierto. Era más que la casa, era la mansión del vino. En el Rock in Rio de Madrid, vi cómo vaciaba una copa de vino tras otra durante la actuación. ¿Es eso lo que define a Amy? No, eso importa poco, solo es un dato, algunos pueden pensar que es signo de su decadencia, pero no es verdad. Amy tenía problemas con el alcohol y las drogas desde su adolescencia, quizás consecuencia de su baja autoestima. Todos los que piensen que se drogaba porque no sabía encajar el éxito, se equivocan. Amy era una persona compleja y eso fue lo que la llevaba a ser un bad ass, como dicen los americanos. Su voz era visceral, te atrapaba, en aquel concierto su actitud era errónea, parecía que estaba lejos de allí, pero cerrabas los ojos y te cautivaba, esa voz era su marca de identidad.
Este Viernes se estrena su documental, Amy, dirigida por Asif Kapadia. Ya había realizado otro gran documental, Senna, y no me refiero a la guerrera. Se centraba en la vida del gran piloto brasileño de Fórmula 1. A este realizador le gusta no saber nada del personaje que va a retratar en su documental porque le gusta ir descubriendo a la persona según avanza en la historia. Así, me imagino, dará la mayor objetividad posible. Es el caso de Amy, él no sabía nada de ella y fue descubriendo su vida mientras investigaba.
A algunos puede sorprender esta mirada sobre la figura de Amy, nos muestra a una mujer inteligente, divertida y, sobretodo, gran compositora. A sus familiares no les ha gustado nada, tildan al documental de engañoso, y su novio, Blake Fielder-Civil (vaya nombrecito), lo acusa de vulgar. En realidad se debería mirar más en el espejo y echar la vista atrás para ver sus propios errores. Eso lo deberíamos hacer todos. El documental no culpa a nadie del destino fatal de Amy, pero comprendo que recordar algo tan doloroso puede remover heridas que aún no están cicatrizadas.
Amy Winehose se ha hecho un hueco en la historia de la música, no solo por su muerte prematura, también por su música, su voz, su raya en el ojo y sus moños (siempre recordaré esos moños imposibles). Morir a los 27 es algo icónico en la música; Janis Joplin, Jimmy Hendrix, Kurt Cobain, Brian Jones y Jim Morrison son los otros ilustres compañeros de Amy.
Errática, apasionada, irreverente; es curioso que su primer éxito mundial fuese Rehab (rehabilitación), ojalá la hubiese hecho.
Aquí os dejo la entrevista que le hizo Agustín Gómez al director:
http://shangay.com/la-historia-de-amy-winehouse-merec%C3%ADa-ser-contada/pagina/0/1
Amy. La maldición de los 27. by Daniel Rodríguez Lorenzo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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