Así, con la tontería, es viernes y, como siempre, llegan los estrenos al blog. No puedo dejar que vayáis al cine dando palos de ciego. Lo que no puedo impedir es que vayáis ciegos al cine, eso es cuestión de cada uno. Tenemos superhéroes, mujeres adelantadas a su tiempo, un drama político-social y muchas ganas de que empiece el fin de semana. Comenzamos.
Hoy toca de nuevo una de superhéroes, esta vez X-men: Apocalipsis. Esta saga va a durar hasta el infinito y más allá, ahora han recuperado a un malo de lo comics que duró más de lo necesario y fue el principio del fin de los X-men en dicho formato. No porque fuera una mala historia, simplemente marcó el declive con las siguientes entregas. No sé si esto ocurrirá con los mutantes cinematográficos. Tengo un problemilla con esta saga, en la película anterior, X-men: Días del futuro pasado, me quedé dormido. Es difícil reconocer algo así, pero es que, con tanto viaje en el tiempo, se creó un desfase en mi mente que me arrastró a mi propio viaje espacio-temporal. Volveré a ella antes de ver esta nueva parte de las aventuras de los mutantes más dicharacheros de la Marvel. Tranquilos, no es obligatorio ver las anteriores, las productoras saben perfectamente cómo enganchar a nuevas víctimas. El argumento rescata al mutante más poderoso, llamado Apocalipsis, del sueño en el que se hallaba -a ver si me rescatan también del sueño de su anterior película-. Este ve un mundo que no le gusta y forma un grupo de mutantes, con Magneto a la cabeza, para crear un nuevo orden mundial. Por supuesto, el Profesor X intentará impedirlo. Dirige de nuevo Bryan Singer, su cuarta película ya, y protagonizan más o menos los mismos, sin Lobezno y con algunas nuevas incorporaciones: Oscar Isaac, el malo de turno del que no hablan muy bien los críticos -no me toquéis a Isaac que me cabreo-, Sophie Turner, nuestra adorable Sansa Stark, Tye Sheridan, un actor en alza del que hablé en un dossier, y Olivia Munn, que no sé quién ha sido el lumbreras que le ha aconsejado adelgazar tanto. Nuevas caras para atraer a más público. El elenco es extenso, es lo que más critican por el muno del cine, demasiados personajes que hacen un guión caótico y aburrido. No parece que sea la mejor película de los X-men, hablan de un exceso de efectos digitales, algo que es de esperar en esta clase de películas. Siempre recuerdo con añoranza la primera película, me encantó -no sé si envejecerá bien en la pantalla, en mi mente sí-. Y poco más os voy a contar, depende de vosotros si os gastáis diez euros en verla.
Ahora nos vamos a días pasados, en apariencia, con Madame Bovary, nueva adaptación de la novela homónima de Gustave Flaubert. En esta ocasión protagoniza Mia Wasikowska, que le van estos papeles, ambientados en el siglo XIX, como anillo al dedo. Su personaje, como Alicia en el país de las maravillas, intenta escapar de una vida que le resulta frustrante. Casada con un hombre que no quiere, busca el amor en brazos de otros en un mundo y un tiempo en el que eso está muy mal visto -ahora tampoco es que esté muy bien visto, la verdad-. Parece que la directora, Sophie Barthes, se ha alejado un poco de la novela y eso puede que no guste a sus seguidores. No he leído la novela, así que dejaré que me sorprenda. La crítica destaca el reparto, la fotografía y la banda sonora. A Wasikowska le acompañan Paul Giamatti, siempre realizando grandes interpretaciones; Ezra Miller, del que ya hemos hablado largo y tendido, uno de mis actores favoritos del momento; Logan Marshall-Green, desde que vi su trabajo en La invitación le estoy siguiendo atentamente; y Rhys Ifans, aunque interprete a un ser cruel y manipulador, siempre le veré en calzoncillos apretando el culete en Notting Hill. Como veis, el reparto es sensacional, merece la pena ver la película, seguro que, aunque se ambiente en el siglo XIX, nos sentiremos identificados con algunas cosas.
Y termino con una película española -alguien me dijo que hablara más del cine español, así que soy obediente con mis lectores- basada en la obra teatral de Marc Crehuet, El rey tuerto. El mismo Marc dirige esta película del encuentro de un hombre tuerto y el antidisturbios que le ocasionó esa lesión con una bola de goma. Este encuentro es casual, son los respectivos novios de dos amigas que quedan para cenar y así presentar a sus respectivas parejas sin saber el lazo que les une. Lo sé, también lo pensé, qué casualidad. Bueno, el mundo está lleno de casualidades. El otro día dije que iba con Ucrania en Eurovisión, solo porque Rusia era la favorita, y acerté. Lo curioso es que no veo Eurovisión y ni tan siquiera escuché la canción ucraniana. Pero no me quiero desviar del tema. A pesar de esa afortunada casualidad, el argumento me parece muy interesante, en una cena vamos a poder ver un debate sobre el estado de la nación, seguro. Protagonizan: Alain Hernández, Miki Esparbé, Betsy Túrnez y Ruth Llopis. Seguro que no os deja indiferentes, de eso se trata.
Ya me despido, espero que si vais al cine la elección sea la correcta. Elegir siempre es difícil, quizás os ayude una frase de Haruki Murakami, un escritor que me sorprendió con su novela Baila, Baila, Baila. Él dijo:
Si te encuentras con que debes elegir entre una cosa que tiene forma y otra que no la tiene, elige siempre la que no la tiene.
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