Después de una semana de revivals, llega una nueva entrada al blog de cine más importante al este de Hortaleza -no digo mi ubicación exacta para que Google no sepa donde estoy-. Hoy he dormido poco, ayer estuve con el señor Paul McCartney y volver a casa se convirtió en misión imposible. Pero por suerte llegué sano y salvo a horas intempestivas, it was a hard day’s night. Comenzamos.
Comienzo por la película que más llama la atención en lineas generales, Warcraft. El origen. A primera vista podéis decir: otra película con millones de efectos especiales y una historia demasiado tonta. Pues es posible que tengáis razón, pero si os fijáis en el director, la cosa cambia. No sé si todos conocéis al hijo del tristemente fallecido David Bowie, si no es así, os presento; Duncan Jones nació allá por 1971, cuando el movimiento Hippie tenía síntomas de agotamiento y los Beatles ya hacía un año que se habían separado. Parece que el retoño del músico no se decantó por el gremio de su padre, optó por dar rienda suelta a su creatividad en el cine. Sorprendió a propios y extraños -nunca he entendido esta frase hecha, pero queda tan bien- con Moon, cinta protagonizada por el gran Sam Rockwell -si sois lectores asiduos, ya sabéis la debilidad que tiene el que escribe por este actor-. Fue un éxito de crítica y público, a un servidor le encantó, así que no tuvo problemas en realizar otra película. La elegida fue Código fuente, una apuesta muy arriesgada que le salió medianamente bien -en esto de la ciencia ficción nunca se sabe si te han tomado el pelo, o es que no has entendido nada. Pero aún así me gustó, fue una buena forma de pasar dos horas volviéndome loco con los viajes del protagonista. Un segundo visionado de la cinta ayuda-. Y así, después del rollo sobre el director que os he contado, llegamos a la película que se estrena este fin de semana, Warcraft, basada en el famoso juego de roll al que todo hijo de vecino jugó en su juventud -o por lo menos mi vecino del quinto, con el que yo jugaba-. El argumento, muy manido, como habréis supuesto: en un reino pacífico se abre un portal por el que entran unos Orcos, malos malísimos, para apoderarse del planeta. Los dos ejércitos se enfrentarán por la supervivencia. Cuando me enteré que Jones iba a dirigir este proyecto, pensé que además de efectos visuales, tendría personalidad. Parece que tiene mucho de lo primero, pero nada de lo segundo, una lástima. La crítica es unánime, parece un Transformers con Orcos y humanos peleando en plan salvaje. Aun así, veré esta película, seguro que algo interesante hay, o no, pero no me quedaré con la duda -lo hice con la soporífera trilogía del Hobbit, pues con esta también. Lo que no sé es si llegará a trilogía. Los protagonistas: Travis Fimmel (el de la serie Vikingos), Paula Patton ( secundaria habitual en películas de acción), Ben Foster (con él la parte interpretativa gana enteros) y el siempre genial Clancy Brown. Os podéis imaginar que el reparto es enorme, así que le echáis un vistazo en IMDB.
Continuamos con una película española, Nuestros amantes. Su director, Miguel Ángel Lamata, ha dirigido solo comedias -no lo digo en sentido peyorativo-, y su nota ha ido en ascenso hasta conseguir el aprobado en esta su cuarta película -las anteriores están por debajo del 5-. La historia me gusta, me parece graciosa. Una chica de 30 años entra -como se dice coloquialmente- a un chico en una cafetería -estas cosas a mí no me pasan y parece que al protagonista tampoco-. Este pronto se da cuenta que no está ligando con él, simplemente quiere proponerle un juego: convertir sus vidas rutinarias en una aventura. Solo hay una regla, no enamorarse -me puedo figurar el final, pero aún así me parece gracioso-. Protagonizan Eduardo Noriega (siempre me da una de cal y otra de arena, aunque parece que ha aprendido a actuar a base de trabajo), Michelle Jenner (la Mario Casas femenina), Amaia Salamanca (que se la ve poco últimamente en el cine), Fele Martínez (que nunca me ha gustado cómo actúa) y el fabuloso Gabino Diego (el otro día vi El Viaje a ninguna parte y qué bien interpretaba a un adolescente gallego). Está claro que aquí no te vas a encontrar una película digna de estudio, pero posiblemente te haga pasar un buen rato, que el cine también se inventó para eso. Si quieres una comedia divertida, aquí la tienes.
Seguimos con el cine español, que falta le hace que hablen de él, para presentaros Acantilado, la nueva película de Helena Taberna, basada en la novela de Lucía Etxebarría, El contenido del silencio; un joven comienza a buscar a su hermana desaparecida después de ingresar en una secta. ¿Queréis saber más? Pues tenéis que ir a verla. La directora es un valor seguro aunque la novela tiene críticas dispares, algunas hasta dicen que es su peor novela; otras, que es la mejor. Te puedes volver loco si lees todas las opiniones. Así que he decidido verla, porque la historia me parece lo suficientemente interesante. Protagonizan: Goya Toledo (siempre una gran actriz), Daniel Grao y Juana Acosta. Ya veremos si no defrauda, parece que la autora de la novela se documentó muy bien sobre las sectas en las Islas Canarias, desconocía que hubiese tantas -quizás fue allí donde desapareció Eva Nasarre. Esa gran presentadora de TVE que, en mallas de colores imposibles, nos despertaba todas las mañanas con ejercicios físicos-.
Termino con una breve mención al documental Steve McQueen: The Man & Le Mans, sobre el legendario actor y el rodaje de la película Le Mans. De todos es sabido la afición de este por las carreras. Llegó a decir: Cuando estás corriendo, eso es vivir. Todo lo que sucede antes o después es simple espera. Una buena aproximación al actor y a la persona. Tenía un carácter difícil, además de un ego superlativo -llegó a exigir más planos en El coloso en llamas para tener la misma cantidad de protagonismo que Paul Newman-. Además su vida privada era caótica y demasiado gamberra, con infinidad de infidelidades. Él no se ocultaba, incluso dijo: Me pueden llamar cerdo chovinista. Lo soy, y me importa una mierda. En definitiva, merece la pena echarle un vistazo, es un personaje lleno de contradicciones, arrogancia y alguna que otra virtud. El gesto del cartel lo dice todo, o eso creo, es el equivalente británico a ¡que te den! -según me contó mi amigo Arturo, en las numerosas guerras entre ingleses y franceses en siglos pasados, los segundos cortaban esos dos dedos a los arqueros británicos. Así no podrían volver a utilizar el arco. Entonces, en las batallas, los arqueros ingleses les hacían ese gesto a los franceses para que vieran que conservaban los dos dedos y que se iban a enterar de lo que valía un peine-. Dicho esto, creo que es solo la foto de un gesto que parece otro.
Y hasta aquí la entrada de hoy. Ya me despido utilizando una frase que dice Romeo a Julieta: La despedida es tan dulce pena que diré buenas noches hasta que amanezca. Hasta la semana que viene.
Viernes. Sin superhéroes pero con Videojuegos by Daniel Rodríguez Lorenzo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en www.fromlosttothecine.com.