El pasado domingo nos trajo una terrible noticia, la muerte de Antón Yelchín, un actor de tan solo 27 años que tenía una gran proyección. Hace solo unas semanas hablaba de él, estrenaba su nueva película, Green Room, y suyo era el protagonismo ese viernes. Este bloguero va a echar mucho de menos al actor, parece que, además de ser bueno en su trabajo, era una gran persona -según sus compañeros de profesión, claro, no tuve la suerte de conocerle personalmente-. Hoy, como homenaje, quiero contaros todo lo que pueda sobre su carrera. Fue breve, pero con grandes personajes que se recordarán durante mucho tiempo, como Pavel Chekov en Star Trek -con ese acento ruso perfecto que en la vida real no tiene, a pesar de sus orígenes soviéticos-.
Nacido en Lenningrado (ahora San Petesburgo), en 1989, emigró a los Estados Unidos con a penas seis meses de vida. Sus padres eran estrellas del ballet sobre hielo, Víktor Yelchín e Irina Korina, y tuvieron que huir de su país por la persecución que sufrían al ser judíos. Antón intentó eso del patinaje, pero debe ser que no se le daba del todo bien. Intentó tirar por el lado de la música y formó una banda de Punk, The Hammerheads, pero tampoco cuajó. Lo que sí cuajó fue el mundo de la actuación, con tan solo nueve
años apareció en su primera película, A Man Is Mostly Water. Su cara angelical y un desparpajo que le caracterizó en infinidad de trabajos, consiguió papel tras papel en películas, como El cielo no puede esperar, La hora de la araña, y algunos papeles pequeños en series de televisión. Antes de interpretar uno de sus papeles más importantes en Alpha Dog, compartió reparto con una jovencísima Kristen Stewart, con el Capitán América, Chris Evans, Donald Sutherland y Diane Lane, la película es Gente poco corriente (2005), en ella ya se apreciaba su gran potencial.
Pero si hay un punto de inflexión en su carrera, ese es el estreno de Alpha dog, como dije en el párrafo anterior. Con esta película, al igual que le ocurre al personaje que interpreta, Yelchín llega a su madurez. Ya no interpretará al típico niño bueno, en el futuro conseguiría papeles muy interesantes que nos darían una pista de lo buen actor que era –USA Today describió la actuación como «desgarradoramente entrañable»-. Su personaje se basaba en alguien real, Nicholas Markowitz, y la madre de este felicitó a Yelchín por su interpretación. A partir de aquí consiguió papeles protagonistas, como en Charlie Bartlett, donde demostraba que podía encabezar un reparto y, además, enseñarnos su desparpajo en papeles cómicos. A partir de entonces no le faltó trabajo, hizo pequeñas películas con grandes papeles como en Middle of Nowhere (2008), y grandes películas con pequeños papeles, como en Star Treck (2009), donde interpretaba a Chekov -aparece en toda la trilogía, la última parte se va a estrenar a finales de este año-. Por el camino se pasó por la olvidable Terminator: Salvation (2009), donde interpretaba a un Kyle Reese adolescente. De esta película siempre recuerdo el vídeo que se
podía ver -más bien escuchar, solo es audio- en la red en el que Christian Bale abroncaba al iluminador mientras se grababa una escena -si nunca lo habéis escuchado, pinchad aquí-. Pero donde más me impresionó su interpretación fue en Like Crazy (2011), una historia de amor a distancia de las que te hacen pensar después de verla -siempre he pensado que si una película hace que te pases horas pensando en ella después de la proyección, es que tiene que ser buena-. Junto a Felicity Jones, su compañera de reparto, hacen un trabajo memorable, aunque solo se llevó premios la actuación de Felicity, el pobre Antón no tuvo reconocimiento a su excelente trabajo. Sea como fuere, en 2012 parece que se tomó un descanso, pero en 2013 regresó con fuerza estrenando cuatro películas, entre ellas la segunda parte de Star Treck. En 2015 haría una película a la que tengo mucho cariño, no porque sea una obra de arte, si no porque es una comedia disparatada que funciona gracias a su reparto. Hablo de Enterrando a la Ex, donde Yelchín se las tenía que ver con la zombie celosa de su ex, ya que este comienza a salir con Alexandra Daddario -sinceramente, la zombie no podría competir con ella ni estando viva-. La película tiene su gracia, no esperéis una gran película. La carrera de Yelchín tiene muchos títulos de este estilo. La lista de películas en las que trabajó es muy extensa, os podría aburrir si os hablase de cada una de ellas. Este año se ha estrenado, como dije anteriormente, Green Room, donde tiene un papel protagonista, pero es que tiene cinco películas más pendientes de estreno: Rememory, We Don’t Belong Here, Star Trek: Más allá, Porto y Thoroughbred. Nos pasaremos una buena temporada viéndole en las salas de cine.
Como habéis podido comprobar, era un actor interesante, muy amigo de sus amigos -como suele decirse siempre de los que ya no están, pero en este caso así lo parece- y tenía un futuro que se truncó por un accidente en su casa. Paró el coche en una ligera pendiente, en el jardín de su casa, sin poner el freno de mano, se bajó para hacer algo en la parte trasera y el coche cayó y lo aplastó contra una pared de ladrillos -no se puede tener tan mala suerte-. Antón, con tan solo 27 años, tiene una carrera que ya quisieran muchos. Supo encontrar su camino desde pequeño, por su constancia y porque una señora extraña se acercó a su madre -según contó ella en una entrevista-, cuando él era tan solo un bebé, y le dijo: es hermoso. Será actor. Parece que la predicción de la pitonisa Lola soviética fue acertada, lástima que no le avisase del coche que truncaría su carrera en una ligera pendiente de su casa en Los Ángeles, ahora estaría hablando de cualquier otra noticia.
Siempre te recordaremos, Antón, tus interpretaciones quedarán ahí para que no te olvidemos. Tu vida ha sido corta, pero ha dado tiempo para que formes parte de la vida de mucha gente que disfrutó de tu trabajo -lo sé, me he puesto demasiado moñas, pero es que tenía mucho cariño a este actor-. Me despido con un halo de esperanza, como decían en My blueberry nights:
Adiós no significa siempre el final, a veces significa un nuevo comienzo
Antón Yelchín. El patinador que quiso ser actor by Daniel Rodríguez Lorenzo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License. Creado a partir de la obra en www.fromlosttothecine.com.