Sin duda, en el mundo del cine y en el real, la noticia más comentada esta semana es la victoria del cowboy más rápido del oeste en desenfundar, Donald Trump. Seguro que correrán ríos de tinta sobre el tema. Aquí no pasaremos de la mera mención, ya que somos un blog de cine que debe estar alejado de toda polémica, otra cosa es que el nuevo presidente de los EEUU nos dé más miedo que la última película de James Wan. Esperemos que no suba el IVA cultural allí también, nos quedaríamos sin Hollywood, sin zombies (imaginarios, aparecerían los reales) y sin Tom Hanks, el novio de América. Como la historia no la podemos cambiar, comenzaremos a hablar de cine.
Ya que hemos comenzado por una desgracia, seguimos con otra que pasó hace algún tiempo. Leyendo un artículo sobre cine, me enteré que Adrienne Shelly -actriz de cine Indie americano que decidió dirigir cansada de hacer los mismos papeles de amiga fea e inteligente de la protagonista- murió poco después de realizar una película que me encantó, La camarera, que, en su momento, 2006, tuvo una gran acogida por la crítica y vaticinaba un gran futuro para la actriz. Ese futuro se truncó el 1 de Noviembre de 2006 cuando fue encontrada, por su marido, ahorcada en el baño, todo apuntaba a un suicidio. Al marido no le cuadró nada la escena e
insistió a la policía que era un asesinato. Una investigación más concienzuda desveló una huella de una zapatilla que no pertenecía a la pareja -la historia se acercaba peligrosamente a cualquier capítulo de CSI-. Parece ser que ese día, algo molesta con los ruidos que provenían de la obra que se estaba realizando en un apartamento inferior al suyo, en Greenwich Village, Shelly bajó para conseguir un poco de silencio, amenazó con llamar a la policía si el ruido no cesaba y, en ese momento, Diego Pillco, un inmigrante sin papeles de 19 años que trabajaba en la obra de forma ilegal, le persiguió escaleras arriba hasta su apartamento y empujó a la actriz contra un mueble de su casa. Esta perdió el
conocimiento y él pensó que le había matado. Para encubrir el asesinato colgó el cuerpo inerte de la barra de la bañera, esto hizo que la actriz se ahogara. Gracias a la huella de la zapatilla consiguieron encontrar a Pillco y juzgarle. Todo parece obra de un guionista macabro, pero la realidad, dicen, puede superar a la ficción. Por una tonta casualidad se perdió a una directora en ciernes, aunque fue más duro la pérdida de una esposa y una madre, su hija solo tenía tres años. Os aconsejo que veáis su trabajo póstumo, La camarera, una gran película en la que la actriz tiene un pequeño papel, además de haberla escrito y dirigido.
Y seguimos, aunque no con una desgracia propiamente dicha, pero sí una tendencia que puede acabar dramáticamente: la moda de los reboots de series del pasado. Las productoras siguen intentando ganar dinero vintage, es decir, cogen series ya inventadas, le dan una vuelta y venden lo mismo. Ejemplos como El coche fantástico o la esperada serie de MacGyver nos muestran dónde vamos a llegar. Ahora se prepara un reboot de la serie que protagonizó Tom Selleck, Magnum. Seguro que todos habéis visto esa serie ochentera de un investigador con bigote y pelo frondoso en el pecho. Ahora quieren contar la historia de la hija de este, que comandará un grupo de investigadores. No se sabe si Tom Selleck hará algún cameo, bueno, no se sabe nada del reparto tampoco, es solo un proyecto que está encima de la mesa de la productora de Eva Longoria. Ya veremos hasta dónde llega, pero me da una pereza inmensa ver este nuevo refrito. Esto ya empieza a ser de risa, ¿por qué los productores no son capaces de llevar a la pantalla ideas originales? Muy sencillo, no se quieren jugar los cuartos al azar, prefieren ir sobreseguro, pero creo que en este caso se equivocan, vaticino un batacazo de los que hacen época.
Y para terminar, he echado un vistazo a la cartelera de este fin de semana. Entre lo nuevo de Tom Cruise, Jack Reacher: Never Go Back, y la comedia de turno española, No culpes al Karma de lo que te pasa por gilipollas -título al que no le quito razón-, he visto cosas interesantes, como por ejemplo El ciudadano ilustre, película argentina sobre un escritor con mucho ego que vuelve a su pueblo natal a recoger un premio. La crítica es buena y ya sabemos que el cine argentino de vez en cuando nos da muchas alegrías. También me ha
llamado la atención una película japonesa, Después de la tormenta, un drama familiar de los que le gusta al director, Hirokazu Koreeda, donde un padre intenta recuperar la relación con su familia durante el paso de un tifón. Desde que vi Una pastelería en Tokio le hago más caso al cine nipón, eso sí, no esperéis acción a raudales. Otra apuesta interesante es Las furias, película coral española con drama familiar incluído, pero algo más cercano. Una madre anuncia a sus hijos que quiere vender la casa de vacaciones y hacer un viaje, les invita un fin de semana para que elijan los muebles que quieran llevarse. Uno de los hijos aprovecha la reunión para casarse. Las miserias de la familia se irán destapando. El reparto es de lo mejorcito: José Sacristán, Mercedes Sampietro, Bárbara Lennie, Carmen Machi, Emma Suárez y Alberto San Juan. Si no os convence ninguno de los estrenos, tenéis todavía en cartel la nueva película de Clint Eastwood, con Tom Hanks de protagonista, Sully, película que ha tratado bien la crítica y que nos cuenta el aterrizaje forzoso de un avión en el río Hudson y lo que pasó después con el valiente, o no, piloto.
Me despido hasta la próxima entrada. Ya podéis despertar, todo fue un sueño, Trump no es Presidente de EEUU y el único muro que existe sigue siendo el de Melilla, de momento Méjico puede esperar, como el cielo esperaba a Warren Beatty. Hasta la semana que viene.
Entrada patrocinada por Compañíaespreso, un café de cine para la oficina.
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